LA ARGUMENTACIÓN
CONTEXTO DE LA ARGUMENTACIÓN.
La argumentación consiste en presentar una idea u opinión y demostrar, a través de razonamientos, su certeza o falsedad.
Con la argumentación se pretende convencer o persuadir al interlocutor para que acepte como verdadero lo que se afirma, cambie de opinión o realice algún tipo de acción.
A diferencia de lo que comúnmente se cree, la argumentación es una de las formas de expresión más utilizados. Los negocios, la ciencia, la política, la religión y la filosofía son, entre otros, ámbitos donde la argumentación juega un papel primordial.
Contexto
Cuando alguien desarrolla una argumentación para convencer a otro de que acepte su tesis, lo hace en un determinado contexto. Éste abarca las creencias, las costumbres, las ideas de la comunidad a la cual ambos pertenecen. Además, el contexto determina las convenciones lingüísticas que ambos usan, es decir, el valor semántico de las palabras empleadas. Cuando el contexto en el que se desarrolla la argumentación, no es común a sus participantes, alguien puede fácilmente utilizar palabras que resulten molestas o agravantes para los demás.
Les dejaremos un video de 6:53 minutos aproximadamente donde explica clara y detalladamente lo que es la argumentación, claro, siempre basándose en el Concepto y si estructura como tal.
Para más información consultar AQUÍ.
La definición de la palabra contexto que aparece en el Diccionario de la lengua española alude al ‘entorno lingüístico del que depende el sentido de una palabra, frase o fragmento determinados’. Ese entorno resulta fundamental para entender los diferentes significados que puede tener una palabra; de igual modo, es imposible traducir sin tener en cuenta el contexto específico que rodea a esa palabra u oración. Ese contexto, como veremos en las próximas líneas, puede ser lingüístico o extralingüístico y afecta a la forma en que usamos las palabras. Ahora bien, ¿por qué resulta tan importante?
Lo primero a lo que cabe aludir es al significado mismo de las palabras. Cualquier término que presente varios significados está expuesto a la variación contextual. O dicho de otro modo: un verbo como contar puede significar cosas muy diferentes si lo que se cuentan son los días, si se cuenta un suceso o si se cuenta a alguien entre sus amigos. Algo similar ocurre con el verbo cortar: no es lo mismo cortar una relación que cortar una tarta. Y estos matices resultan determinantes a la hora de traducir.
Esto es lo que concierne únicamente al contexto lingüístico; como es bien sabido, el contexto extralingüístico —conformado, entre otros, por el contexto histórico, sociocultural o situacional— también resulta de gran importancia, pues permite entender mejor el sentido de un término o sintagma concretos. Por este motivo, el contexto también es aquel conjunto de conocimientos compartidos por los interlocutores en un intercambio verbal, y que resultan necesarios a la hora de comunicarnos.
¿Por qué es necesario en la traducción?
Para cualquier traductor, esta es una pregunta tan inocente como preguntar para qué sirve comunicarse. En la traducción, el recurrir al contexto es sumamente importante, sobre todo porque una palabra que en castellano puede ser polisémica —por ejemplo, la palabra política— puede tener diferentes traducciones en función del contexto y del significado de dicha palabra. En castellano, el término política es polisémico, esto es, que tiene diferentes acepciones. Sin embargo, en inglés existen tres conceptos que en español podríamos traducir —según el contexto— por política: polity, policy y politics. Así pues, polity se puede definir como la ‘forma específica de organización política’, mientras que policy aludiría al ‘programa político propuesto por una organización’ y politics, a la definición más común del término: ‘arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados’. Por tanto, una traducción del término política desde el español al inglés puede resultar compleja si no se conoce la variación contextual de su significado.
A fin de cuentas, el traductor es quien elige el término adecuado teniendo en cuenta los diferentes contextos en que se puede emplear. Hoy en día, con el abundante uso de anglicisimos en nuestra lengua, también resulta necesario conocer los contextos para saber cuáles son las voces equivalentes en castellano. Un sustantivo como mindset puede traducirse bien como mentalidad, bien como actitud o modo de pensar. Lo mismo podría aplicarse a workshop, que traduciríamos, según los contextos, con otros términos como seminario o taller. En estos casos deben tenerse en cuenta los diversos sentidos que puede tener una palabra, tanto literales como figurados.
También resulta fundamental para las herramientas de traducción automática. Precisamente, el gran reto de los traductores automáticos es entender los diferentes contextos y usos que puede tener una palabra. Es cierto que estos traductores analizan previamente una gran cantidad de datos, y de esa manera pueden ofrecer traducciones más o menos fluidas. Sin embargo, siempre suele haber errores relacionados con el sentido —más aún, con los dobles sentidos que pueda tener un término— y el contexto en el que se emplea el término. En muchos casos, estos traductores se centran únicamente en el significado literal y olvidan el significado figurado.
Para evitar la ambigüedad
Recurrir al contexto permite, en la mayoría de ocasiones, determinar cuál es el sentido de la palabra dentro de la oración. En muchos casos, extraer una oración de su contexto puede generar ambigüedades. Si decimos, por ejemplo, que Luis espera a María en el banco, resulta difícil saber si la está esperando en un asiento para varias personas o en una entidad financiera. Por este motivo, el contexto situacional también es importante: si proferimos esa oración en un pueblo en el que no hay entidades financieras, entonces sabremos que, en efecto, se refiere a un asiento para varias personas. Otro ejemplo en el que tenemos que recurrir al contexto es el siguiente:
Este edificio tiene pocas plantas
Esta es una oración que podría considerarse ambigua, por cuanto podríamos referirnos a que en el edificio hay pocos vegetales o pocos pisos. Solamente el contexto —tanto el lingüístico como el extralingüístico— en que se profiera este enunciado permitirá entender cuál es el significado real de ese enunciado. Si lo decimos señalando una maceta situada en el portal, entonces entenderemos que alude a que faltan vegetales; si por el contrario lo decimos subiendo las escaleras o montados en el ascensor, entonces se aludirá a los pisos o niveles que tenga el edificio.
Siguiendo con las traducciones inglés-español y español-inglés, el traductor siempre ha de tener en cuenta el contexto para saber cómo traducir correctamente esa palabra y mantener el sentido original. Como es bien sabido, la palabra plantapodría traducirse como plant, pero también como floor o level, en función del contexto. Precisamente los errores de los traductores automáticos proceden, en su mayoría, de ejemplos como el anterior. La ausencia de contextos lingüísticos y extralingüísticos —situacional, sociocultural, etc.— dificulta o imposibilita que la traducción automática sea correcta. Quizá sea el contexto el que permita que el arte de traducir nunca corra —definitivamente— a cargo de servicios de traducción automática.
Y concluimos con un nuevo video, nuevamente sobre lo que significa el contexto de argumentación
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